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pontificia universidad católica de puerto rico

desafiando cualquier obstáculo que se le presente.

Desde el punto de vista cristiano, la mujer es una creación especial

de Dios, con un propósito definido y específico. No era bueno que el

hombre estuviera solo, necesitaba una ayuda idónea. Por tanto, Dios le

presentó a la mujer y juntos constituyeron la célula vital de la sociedad

que es el hogar. Cuando un hogar funciona de manera correcta y normal,

unido a otros hogares normales, se produce una sociedad sana y vigorosa

que trae paz y seguridad a quienes la integran. Los niños pueden jugar y

reír a puertas abiertas, los jóvenes inspirados en el ejemplo paterno, son

estimulados a estudiar y a trabajar para reproducir el modelo adquirido

en su hogar y formar así una nueva familia normal.

Después de todo, la mujer es una pieza vital en el correcto

funcionamiento del hogar. Dios quiere que este sea un lugar donde sus

moradores se sientan protegidos, queridos y que sus necesidades sean

satisfechas. Cuando eso no se logra, no solo sufren los integrantes

de la familia, se altera también el estado normal de la sociedad.

Lamentablemente, en este tiempo la realidad es esta: la familia lucha

para sobrevivir a una profunda crisis. En muchos casos ya no existe un

hogar y una familia, solo pedazos maltrechos de ella.

En su plan perfecto, Dios creó a la mujer con una sensibilidad y

capacidad especiales para que en su rol de madre y esposa pudiera llenar

las necesidades de los miembros de la familia. La Palabra de Dios habla

de la mujer virtuosa, aquella que ha comprendido muy bien para qué el

Señor le permitió nacer mujer. Es la que se levanta temprano, da comida

a su familia, cose la ropa, limpia la casa, alarga su mano al pobre. También

cuida su propia apariencia y agrada a su esposo. La Biblia dice que abre

su boca con sabiduría y redime el tiempo, ve que vayan bien sus negocios,

trabaja con diligencia para ayudar al presupuesto familiar. Considera los

caminos de su casa y no come el pan de balde. (Proverbios 31)

Como vemos, la tarea de la mujer no tiene límites. Algunas pueden

quedarse todo el tiempo en casa, pero la mayoría se ve obligada a salir a

trabajar fuera del hogar. No es fácil, pero es posible encontrar el equilibrio

para lograr algo bueno en su vida de mujer y sentirse realizada en todo

sentido. Para eso, deben establecer prioridades.