Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico
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algo que se valora, que merece la pena: el pastor que celebra el
encuentro de la oveja perdida, la mujer que se alegra con las
vecinas por la moneda perdida y hallada, el padre que ordena
hacer una fiesta, celebra el regreso del hijo pequeño; se celebran
los cumpleaños, se consideran un acontecimiento feliz; se celebran
las bodas, los bautizos, las primeras comuniones; las graduaciones,
el triunfo en una competición, los logros alcanzados; se celebra el
nacimiento de un niño o una niña.
Si me permiten un paréntesis, la celebración es parte que
debiéramos resaltar de la fe. La fe no es sólo conocer la fe, es
también celebrar la fe y vivir la fe.
Desgraciadamente, a veces nos hemos quedado en el mero
conocimiento de las verdades que tenemos que creer, sin
entenderlas. Ejemplo, yo pondría la Misa. Vamos a la Misa los
domingos por obligación, por tradición, por rutina. Si uno observa
las caras, ve caras de serias, cansadas, sin alegría...
Lo mismo puede ocurrir en el salón de clase. Se puede dar la clase
de una manera monótona, mirando al reloj, aguantando a los
alumnos, y se puede dar la clase de una forma "celebrativa", con
alegría, gozando la clase, celebrando el encuentro entre profesor y
alumnos, celebrando la transmisión de conocimientos…
Y
promover:
Acudimos de nuevo al Diccionario de la Real
Academia: iniciar o adelantar una cosa, procurando su logro.
Levantar o elevar a una persona a una dignidad o empleo superior
al que tenía. Tomar la iniciativa para la realización o el logro de
algo.
Como pueden ver es algo dinámico que implica crecimiento,
desarrollo, perfeccionamiento, llevar a la meta, a término.
"La Misión consiste en celebrar y promover: la vida, la dignidad de
la persona, y educarla. Son valores no negociables, de los que
habló, en cierta ocasión, el Papa Benedicto XVI.
Refiriéndose a los políticos que quieren comulgar, el Papa habló de
la "coherencia eucarística" y recordó que "el culto agradable a
Dios nunca es un acto meramente privado, sin consecuencias en
nuestras relaciones sociales; al contrario, exige el testimonio público
de la propia fe". Es decir, tiene que haber coherencia ente fe y
práctica, entre fe y vida. Un político no puede defender el aborto,
por ejemplo, en el foro político, y recibir la comunión en el foro