Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico
119
Nadie mejor para avalar el amor de Dios que Teresa sentía por los
hombres, que el Papa Juan Pablo II, a los dos días de la muerte de
Teresa: “Nos deja unos ejemplos elocuentes para todos, creyentes y
no creyentes. Nos deja el testimonio del amor de Dios. Las obras por
ella realizadas hablan por sí mismas y ponen de manifiesto ante los
hombres de nuestro tiempo el significado que tiene la vida”.
Hay algo que debiéramos aprender de los santos, su ardiente amor
a Dios. Esa ha sido la clave y el secreto de sus vidas, y lo fue de
Teresa de Calcuta. Contrasta la vida de los santos con la vida del
resto de los cristianos. Ellos son como arboles cuyas raíces están
fuertemente arraigadas en Dios. Han puesto toda su confianza en
el Señor, cuentan para todo con el Señor y su fuerza y razón de ser
es el Señor.
Hoy estamos asistiendo a un fenómeno que cada vez se va
generalizando más y más y que de alguna manera esta salpicando
también a muchos católicos, me refiero al fenómeno de la
secularización. Una especie de apatía por las cosas de Dios. Dios
cuenta poco, cada vez menos, en la vida practica, ya sea en el
ámbito de la vida personal, ya sea en el ámbito de la vida social o
política. Es como si bajo el pretexto de la separación de la Iglesia y
del Estado, Dios tuviese que pagar las consecuencias, y de hecho
las paga, sacándolo de la vida pública y privada. Sin querer
exagerar, lo podríamos llamar una especie de ateísmo práctico.
Teóricamente creemos en Dios, profesamos la fe en Dios, pero en la
practica, al a hora de obrar, Dios cuenta poco o muy poco, por no
decir nada, en nuestras vidas.
Si nos preguntan cual es el primero y principal mandamiento, no
dudamos en contestar, el primer mandamiento es amar a Dios y al
prójimo. Pero a la hora de tomar decisiones, si tenemos que elegir
en Dios y el dinero, entre Dios y la pasión, entre Dios y el pecado, ya
no estoy tan seguro de que respondamos Dios es el primero. En la
práctica lo relegamos a segundo o último plano.
A lo mejor estoy exagerando, pero pregunto, ¿cierto o falso?
Teresa de Calcuta nos invita desde el cielo a que el Amor de Dios
sea el primero y, a ejemplo suyo, hagamos del amor de Dios la
razón de ser y motor de nuestras vidas.
Beata Teresa Calcuta, ruega por nosotros.