Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico
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inculcado a sus hijas, como dominicas al fin y al cabo; recordamos
que fue Santo Domingo de Guzmán uno de los propagadores más
acérrimos de la practica del rezo del santo rosario, secundada por
la familia dominicana, y que el Papa Juan Pablo II acaba de
consagrar al declarar el AÑO DEL ROSARIO desde octubre del año
pasado 2002 a octubre del presente año 2003.
¿Intuición?, ¿Carisma?, Lo cierto es que Madre Dominga se anota
otro punto muy importante en su trayectoria personal. Si había
acertado al señalar la familia como el campo de trabajo para su
congregación, por considerar que en la restauración de la familia
cristiana estaba la solución a muchos de los problemas sociales de
su tiempo, con el rezo del rosario ofrece a sus hijas el arma
adecuada para combatir las asechanzas del mal, y como dirá el
Papa Juan Pablo II, hablando del Rosario, el camino que lleva a
contemplar el rostro de Jesús, de manos de María.
Celebrar el decimo aniversario de la muerte de Madre Dominga,
además de permitirnos sentir la suave brisa del espíritu de Madre
Dominga, es invitación a todas sus hijas y a todos los que de verdad
admiran a Madre Dominga a comprometerse en la restauración de
la familia, de la familia cristiana, de la familia en la que Cristo sea el
centro y la razón de ser de la familia, y comprometerse, por lo
menos en este Año del Rosario, al rezo del rosario como camino
que lleva a Jesús, de manos de María.
Esta es la mejor aportación que podemos hacer a favor de Madre
Dominga y que ella desde el cielo sabrá agradecer.
Que el Señor les bendiga a todos.