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presentación de ser mons. félix lázaro martínez, sch.p. obispo de ponce y gran caciller

como parte de los talleres de formación académica | año académico 2013-2014

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se le llama “la cenicienta de la comunicación” o se habla de “una

grandísima deuda con la verdad”.

El Cardenal Cañizares abunda todavía más cuando afirma: “Si es

difícil una objetividad completa y total, no lo es menos la lucha por

dar con la verdad, la decisión de proponer la verdad, la praxis de no

manipular la verdad, la actitud de ser incorruptibles ante la verdad”

Tengo que confesar que la verdad es un tema que me apasiona.

Siempre he sentido una admiración, casi estupor, ante la respuesta

de Jesús a Pilato, cuando éste le pregunta a Jesús: “Entonces, tú eres

rey”. A lo que Jesús contestó: “Tú lo has dicho: Yo soy rey, para esto

nací y para esto vine al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo

el que está de parte de la verdad, escucha mi voz”. (

Jn.

18, 37). El

reinado de Cristo es la verdad. Él mismo se proclamará la verdad:

“Yo soy el camino, la Verdad y la Vida” (

Jn.

14,6). Es interesante notar

la relación que establece Jesús entre verdad y vida, entre verdad y

camino.

El evangelio de Jesús es el evangelio de la verdad: “tratáis dematarme

a mí que os he dicho la verdad, tal como la oí de Dios” (

Jn.

8,40), les

dice a sus adversarios.

Otro texto significativo es aquél en el que compara al diablo con

la mentira: “El diablo no se mantuvo en la verdad, porque no hay

verdad en él. Cuando dice mentira habla según su propia naturaleza,

porque es mentiroso y padre de toda mentira” (

Jn.

8,44)

El Espíritu Santo es el Espíritu de la verdad. “El Padre os dará el

Espíritu de la verdad, que el mundo no puede recibir porque no lo ve

ni lo conoce” (

Jn.

14,17)

“Yo os digo la verdad. Cuando venga El, el Espíritu de la verdad os

guiará hasta la verdad completa” (

Jn.

16,13)

Podrían citarse otros muchos textos de los evangelios; todos como

pueden ver, giran en torno de la verdad. Me limitaré a dos o tres

textos de Pablo:

“Mediante la manifestación de la verdad nos recomendamos a

nosotros mismos en toda conciencia humana delante de Dios”

(

2 Cor.

4,2). La verdad sería para San Pablo como la carta de

presentación.

“Nos presentamos como ministros de Dios en la palabra de la

verdad” (

2 Cor.

6,7)