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pontificia universidad católica de puerto rico
fueron factor vital en el otorgamiento de la Carta
Autonómica de Puerto Rico en noviembre de 1897,
impulsada en buena parte por el ultimátum que entregó
W. L. Woodford, embajador de Estados Unidos ante la
Corona española y diplomático de confianza, en el que le
exigió a España que resolviera la situación de Cuba;
5
• la inminencia de la Primera Guerra Mundial, promovida
por la guerra irrestricta de los submarinos alemanes y la
intercepción del telegrama Zimmermann, que brindaron
el empuje final al otorgamiento a los puertorriqueños de
la ciudadanía americana y el Senado electivo en 1917;
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• el fin de la Segunda Guerra Mundial y el inicio de la
descolonización masiva de las posesiones de Occidente,
desde la independencia de la India el 15de agostode 1947,
la Guerra Fría entre la URSS y EUA, los cuales impulsaron
la designación de un gobernador puertorriqueño, Jesús
T, Piñero, el 25 de julio de 1946; y la Ley del Gobernador
5 Véase el ultimátum de Steward L. Woodford, embajador de Estados Unidos en España, al Gobierno
español del 18 de septiembre de 1897, dándole un plazo (hasta noviembre de ese año) para traer la paz
a Cuba o arriesgarse a que se llevara a cabo una intervención de Estados Unidos. Trías Monge le adjudica
primordialmente a esa amenaza la Carta Autonómica de 1897 y ofrece como evidencia que esta contiene
disposiciones no solicitadas por Puerto Rico, parecidas al modelo canadiense, y la ausencia de participación
de los autonomistas puertorriqueños en su confección. Véase: José Trías Monge,
Historia constitucional de
Puerto Rico, Tomo I, supra
, pp. 104-106.
6 Barbara W. Tuchman,
The Zimmermann Telegram
, New York: Ballantine Books (1985), pp. 7, 146-149, 164,
196-200; y Arturo Morales Carrión, “A historian perspective on United States - Puerto Rico relationships”,
en Puerto Rico and the United States.
The Quest for a New Encounter
, San Juan, Puerto Rico: Editorial
Académica, (1990), p. 53. Estados Unidos había permanecido fuera de la Primera Guerra Mundial, la cual
comenzó el 31 de julio de 1914 entre Serbia y Austria, luego, entre Rusia, Francia y Alemania, el 3 de agosto
de 1914; y al día siguiente, entre Alemania y Gran Bretaña. La Guerra se mantuvo en un tranque sangriento
hasta que Alemania decidió abrir un conflicto submarino ilimitado para forzar la rendición de Gran Bretaña.
Los barcos que se hundirían eran principalmente los de Estados Unidos. Alemania declaró esa política el
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o
de febrero de 1917. Ello causó graves problemas en Estados Unidos, pues los barcos no zarpaban y se
aglomeraban en sus puertos. Aun así ni el Congreso ni el presidente optaban por la guerra, en parte porque el
lema de campaña de Woodrow Wilson había sido en las elecciones de noviembre 1916: “el que nos mantuvo
fuera de la guerra”.
El 16 de enero de 1917 el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Arthur Zimmermann, envió dos
telegramas a su embajador en México instruyéndole que propusiera al Gobierno de dicha nación una alianza
contra Estados Unidos y que se comprometían a devolverle a Texas, Nuevo México y Arizona. Ese telegrama
fue interceptado por los ingleses, y se lo entregaron a los americanos el 24 de febrero de 1917. El 18 de marzo
de 1914, Alemania hundió tres barcos estadounidenses sin aviso, y el 2 de abril de 1917 el presidente Wilson
acudió al Congreso a solicitar la declaración de guerra contra Alemania.
Morales Carrión nos aporta que el proyecto conocido luego como Ley Jones estaba en discusión en el
Senado y que el secretario de Guerra de Estados Unidos le escribió el 16 de febrero de 1917 al senador
Shaforth, encargado del proyecto, expresando que la aprobación rápida de este era vital, pues la actitud de
los puertorriqueños sería “of the utmost importance if we are to soon face an international crisis”. El 20 de
febrero de 1917 se aprobó el proyecto en el Senado, y el 2 de marzo de 1917 lo firmó el presidente Wilson.