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pontificia universidad católica de puerto rico
el legado
Los pueblos, como los seres humanos, necesitan maestros que guíen
su entendimiento e inspiren sus rumbos. Es preciso conocer de dónde
vienen, para poder juzgar con justicia. Hay que aprender a admirar sin
querer hacer dioses de los seres mortales. Sus luchas y sus circunstancias,
a veces, se reproducen en nuestro quehacer con inusitada similitud.
Cuando se examina la década de 1920, se observan muchas de las mismas
inquietudes y proyectos de los años actuales. La generación del cuarenta
estableció la medida puertorriqueña para la gestión pública. Sembró
esperanzas y fe en los políticos de esta tierra, y dejó una Constitución que
ha servido de motivación y orgullo para la inmensa mayoría del pueblo
puertorriqueño. Es por ello, quizás, que solo ha sido enmendada, como
debe ser, cuando haya un fundamental consenso sobre sus alteraciones.
Luis Muñoz Marín izando la bandera de Puerto Rico.