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pontificia universidad católica de puerto rico
nosotros mismos y el respeto fraternal hacia todos. Es bandera de valor,
de amistad, de tenacidad, de paz y de esperanza: las grandes cualidades
del pueblo puertorriqueño. Va en los pliegues de esta bandera una actitud
humanista que mantiene nuestro pueblo a distancia del obsolescente
nacionalismo y lo hace sentirse mejor como miembro de la cristiandad
que como habitante de demarcación política.
Nuestro pueblo vive logrando cada vez más la imagen de sí mismo que
merece la estima de su corazón: un pueblo albergado en viviendas que
sean pocas de extremo lujo, ninguna de arrabal; con la oportunidad de
trabajo honroso a remuneración adecuada para un sereno buen vivir –esa
imagen la pone el corazón de nuestro pueblo en esta bandera.
La tranquilidad de las familias al saber que sus hijos han de educarse y que
para la enfermedad, la vejez y la dureza de la suerte han de llegar a tener
razonable amparo –esa imagen la pone el corazón de nuestro pueblo en
su bandera. Que algunos, cuando su esfuerzo lo merezca, tendrán algo
más que esto, y acaso mucho más que esto, pero que nadie tendrá menos
que esto– esa imagen la pone el corazón de nuestro pueblo en su bandera.
Que la labor se haga con gusto, con libertad, con deber y con derecho, con
respeto de los unos para los otros; que el ejercer la iniciativa privada para
el bien general se conciba como un deber en vez de solamente como un
derecho –esa imagen la pone el corazón de nuestro pueblo en su bandera.
La buena práctica de la libertad también está en el símbolo que hace el
corazón de nuestro pueblo: que son profundamente incultos tanto la
negación como el abuso de la libertad y contrarios a la virtud del espíritu
humano –esto lo pone nuestro pueblo en la visión de su bandera. Que
entre esas dos maneras incultas es preferible el abuso de la libertad a su
negación –también lo pone nuestro pueblo, con estoicismo democrático,
en esta bandera. Que preferible a ambas es el uso de la libertad con la
dignidad que la libertad merece –eso, por sobre todo, lo pone el corazón
de nuestro pueblo en el significado de su bandera.
El sentimiento fraternal, ya he dicho, hacia todos los hombres de la tierra,
está en esta bandera. Y que cada vez sepamos mejor lo que ya sabemos
bien: que los hombres de todas partes nos parecemos los unos a los otros
mucho más de lo que no nos parecemos –ese buen saber lo pone Puerto
Rico en su bandera.