Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico
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cumbre en donde encontraría la señal que el obispo le había
solicitado. Fue al mediodía de aquel 12 de diciembre que al
desenvolver Juan Diego su manta, delante del Obispo, las flores
que llevaba, rosas de castilla, que no florecían en el cerro, cayeron
al suelo, y en la manta, o tilma, apareció la imagen de la Virgen de
Guadalupe.
Uno puede preguntarse, Pero cuál es el propósito de las
apariciones de la Santísima Virgen? Tienen alguna razón de ser?
La Virgen Santísima está en el cielo en cuerpo y alma. Esta es una
verdad de fe, es el dogma de la Asunción. En las apariciones Dios
permite que el cuerpo glorificado de la Virgen se haga visible a
algunas personas. Es un hecho que, aunque supera las
posibilidades del entendimiento, no se opone a la razón, sino que la
trasciende.
“No podemos ciertamente impedir que Dios hable a nuestro tiempo
a través de personas sencillas y valiéndose de signos extraordinarios
que denuncian la insuficiencia de las culturas que nos dominan,
contaminadas de racionalismo y de positivismo”, afirmaba el
Cardenal Ratzinger, el Papa actual, siendo Prefecto de la
Congregación de la Fe.
Y es que las apariciones tienen un propósito muy concreto, como el
de traer una inyección renovadora de espíritu, a una sociedad
contaminada por el racionalismo, positivismo, el materialismo, el
hedonismo y el relativismo.
En el mundo materialista y hedonista en que vivimos,
bombardeados continuamente por el consumismo y la
propaganda, cada vez se van minando más y más los valores
humanos y cristianos. La familia, la vida, la dignidad de la persona
humana, la verdad, la paz, la justicia, los derechos humanos,
pierden primacía a costa de otros pseudo-valores o
pseudo-derechos, por los que se quieren sustituir, incluidos los mal
llamados derechos de los animales. La verdad y la justicia se
relativizan, los intereses partidistas se anteponen a la voz de la
conciencia.
De todos es conocido, y es sólo un ejemplo de lo que está
sucediendo, que en Puerto Rico la Navidad comienza a celebrarse
pasado el Día de Acción de Gracias: las rebajas, las luces
multicolores, la música típica navideña, anuncian ya la navidad.
Pero si se fijan es una navidad diluida, profana, sin Jesús, ni María, ni