Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico
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que estaban sometidos a la Ley. Así llegamos a ser hijos adoptivos
de Dios. (Gal. 4, 4)
La fiesta de la Inmaculada Concepción ilumina este tiempo del
adviento. Nadie como la Sma. Virgen María, llamada a ser la
Madre del Altísimo, vivió y experimentó el alcance de la llegada de
Jesús, y nadie como Ella vivió la esperanza de su venida.
La fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, el próximo día 12, y la
fiesta de la maternidad divina de María, María Madre de Dios, con
la que se abre el año, el primero de enero, son otra muestra de la
presencia amorosa de la Madre junto al recién nacido. Y no podía
ser de otra manera, porque ¿qué recién nacido no tiene una
madre?
Los santos Padres nos han dejado testimonios muy hermosos sobre
María, como que Ella fue la escogida por Dios para ser la Madre de
Dios. Y todos están de acuerdo en afirmar que convenía que la que
estaba predestinada para ser la madre de Jesús, convenía que no
conociera el pecado, ni en modo alguno estuviera sometida al
poder del demonio, aunque fuera por breve tiempo.
San Buenaventura llega a decir: "Convenía que María que venía a
librarnos de la vergüenza de estar manchados con el pecado,
lograra verse libre de las derrotas que el demonio proporciona"
Y santa Brígida afirma que "María fue concebida sin mancha de
pecado original, para que de ella naciera el Hijo de Dios, también
sin mancha alguna. Jesús no quiso permitir que la Madre de la cual
iba a nacer, tuviera ni siquiera por breve tiempo, la mancha del
pecado en su alma".
San Proclo exclama: "Para Jesús nunca fue deshonroso que lo
llamaran el hijo de María. Pero sí le habría sido deshonroso que los
demonios le hubieran podido decir: Tu madre fue pecadora en otro
tiempo y esclava nuestra".
San Buenaventura concluía en un sermón, que el Espíritu Santo, en
vez de tener que liberar después a María Santísima del pecado
original, la preservo de este pecado desde el momento mismo de
su inmaculada concepción.
Y el Cardenal Cussano, famoso teólogo, decía algo parecido: "A
María, la gracia de Dios la preservó de toda mancha de pecado,
mientras que a las demás criaturas lo que hace la gracia es