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Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico

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Hoy, 8 de septiembre, la Iglesia celebra el Nacimiento o Natividad

de la Sma. Virgen María. El nacimiento de María anuncia que la

salvación está cerca, pues María estaba predestinada para ser la

Madre del Salvador, Cristo Jesús, el Sol de Justicia anunciado por

los profetas.

Hoy es el nacimiento de Santa María Virgen, cuya vida ilustre, reza

una de las antífonas del oficio Divino, da esplendor a toda las

Iglesias. Y en otras antífonas se canta: Cuando nació la Sma. Virgen

el mundo se iluminó. Su nacimiento anunció alegría a todo el

mundo.

El 8 de septiembre, escogido para festejar el nacimiento de María,

la llamada a ser la Madre de Dios y Madre nuestra, bien podemos

decir que es el día en que se anuncia la inminente llegada de la

Vida al mundo, Cristo Jesús, Camino, Verdad y Vida.

Bien vale la pena que un día tan radiante como el día de hoy, nos

detengamos a celebrar el nacimiento de la que engendró a Jesús,

y reconocer su grandeza de Madre de Dios, al Dios darnos a través

de María a su hijo Jesús.

La grandeza de María radica en haber engendrado a Jesús, en ser

la Madre de Dios, pero al mismo tiempo en haberla escogido Dios

para darnos a Jesús a través de Ella, y haberla asociado a su plan

salvífico.

Si seguimos de cerca los evangelios podremos ver, efectivamente,

a María, asociada a Jesús en los momentos culminantes de su vida,

con una presencia discreta, silenciosa; pero maternal y mediadora.

Gracias a la intervención de María, Jesús opera su primer signo o

milagro, convirtiendo el agua en vino en las bodas de Caná de

Galilea. Ella estuvo igualmente presente en la Última Cena, en la

institución de la Eucaristía, y estuvo al pie de la Cruz en el Gólgota.