Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico
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Ella participó de la alegría de la Resurrección, y estuvo junto a los
Apóstoles en la venida del Espíritu Santo, el día de Pentecostés.
La devoción y culto a María tiene el fundamento y raíz en la
elección que Dios hizo de Ella para ser la Madre de Dios. En todo
momento María aparece íntima y directamente asociada con
Cristo y, por obra del Espíritu Santo, con la Iglesia. Por lo que puede
decirse que toda sana mariología es cristológica, pneumatológica
y eclesiológica, o lo que es lo mismo, que está íntimamente
relacionada con Cristo, con el Espíritu Santo, y con la Iglesia.
Tenemos motivo para alegrarnos en el día del nacimiento de esta
Niña llamada María, la humilde esclava del Señor, la elegida entre
todas las mujeres, la predilecta de Dios.
Ella estuvo asociada a la obra de Jesús desde su nacimiento; y
continúa asociada después de su muerte, desde el cielo, al que fue
Asunta, como Madre y protectora nuestra.
La actuación de María no quedó limitada a su paso por el mundo,
sino que su intercesión se prolonga en el cielo donde ha sido
glorificada. Y así como intercedió en favor de los recién casados en
Caná de Galilea, continúa intercediendo con solicitud maternal y
amorosa por nosotros los desterrados hijos de Eva. Por eso la Iglesia
pone en Ella su confianza y la invoca como Madre y Reina.
María continúa siendo Auxilio de los cristianos, Refugio de los
pecadores, Consuelo de los afligidos, y esperanza nuestra. María
está en el origen de nuestra fe. Es la acompañante segura.
El pueblo entero de Jayuya se alegra y reúne para felicitar y festejar
a la Hija de Sión, y honrar a su reina y patrona, la Sma. Virgen María,
vestida con traje de fiesta, bajo la advocación de nuestra Sra. de la
Monserrate, la de los montes serrados en alusión a las montañas
serradas de Cataluña y Jayuya.
Dejadme deciros, mis queridísimos jayuyanos, que tenemos la
fortuna, y me incluyo entre vosotros, de tener a María por patrona y
protectora.
Estamos en momentos difíciles en que la fe es combatida
abiertamente unas veces, de manera pérfida y solapada y con
malicia enmascarada con tintes religiosos e otras. Pero hoy estamos
ante un ataque frontal a la Iglesia, a la religión católica y a Dios. El
mundo está en crisis, en crisis económica y política; pero sobre