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Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico

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En el oficio divino de hoy, San Juan Damasceno, nos ha dejado

estos hermosos párrafos referentes a los padres de María, con

motivo del nacimiento de María: “Oh bienaventurados esposos

Joaquín y Ana. Toda la creación os está obligada, ya que por

vosotros ofreció al Creador el más excelente de todos los dones, a

saber, aquella madre casta, la única digna del Creador”.

“Oh bienaventurados esposos Joaquín y Ana, totalmente

inmaculados. Sois conocidos por el fruto de vuestro vientre, tal

como dice el Señor:

Por sus frutos los conoceréis.

Vosotros os

esforzasteis en vivir siempre de una manera agradable a Dios y

digna de aquella que tuvo en vosotros su origen. Con vuestra

conducta casta y santa, ofrecisteis al mundo la joya de la

virginidad, aquella que había de permanecer virgen antes del

parto, en el parto y después del parto; aquella que, de un modo

único y excepcional, cultivaría siempre la virginidad en su mente,

en su alma y en su cuerpo”.

“Vosotros… engendrasteis una hija superior a los ángeles, que es

ahora la reina de los ángeles. Oh bellísima niña, sumamente

amable. Oh hija de Adán y madre de Dios. Bienaventuradas las

entrañas y el vientre de los que saliste”. (Termina la cita).

La conmemoración de los santos Joaquín y Ana es una buena

ocasión para recordar las raíces humanas de Jesús. En Él, Dios se ha

emparentado con la raza humana.

San Juan Damasceno nos acaba de decir que debemos estar

agradecidos a San Joaquín y a Santa Ana, los padres de la Virgen

María, porque ellos ofrecieron a Dios el más excelente de todos los

dones, a saber, a aquella niña, la elegida para ser la Madre de

Dios

.

Con razón concluye diciendo: bienaventuradas las entrañas y

vientre de los que salió la Virgen María.

¿Qué padres no hubieran deseado ser los padres de María, la

Madre de Dios, de aquella niña llamada a llevar en sus entrañas al

Hijo Altísimo? Si se suele ensalzar a la madre de los sacerdotes, por

el hecho de haber dado al Señor un hijo sacerdote, ¿con cuánta

mayor razón no debemos ensalzar a la que fue la madre de la

Santísima Virgen María? ¿A aquellos padres que fueron modelo de

matrimonio, y la primera escuela donde María aprendió el santo

temor de Dios?