Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico
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En María el plan original de Dios se ha cumplido y no fracasará.
María en medio del Adviento se convierte en Madre de todos los
creyentes que esperan la venida del Mesías, siempre solícita para
llevarlos de la mano hasta Jesús.
María preservada de todo pecado es invitación y estímulo para
todos los hombres y mujeres de la tierra, a vivir en gracia de Dios.
En un mundo en el que se habla tanto de contaminación
ambiental, de contaminación político-partidista, contaminado por
la droga, el sexo, la violencia, las guerras, el alcohol, el terrorismo, y
la injusticia. En un mundo en el que el padre de la mentira quieren
dominar, a pesar de haber sido vencido por la mujer vestida del sol,
con la luna bajo sus pies y una corona misteriosa de doce estrellas,
en un mundo en el que el pecado parece haber tomado carta de
hermandad, eliminándolo de la circulación, o presentándolo
disfrazado con piel de oveja.
En un mundo contaminado por la degradación y el libertinaje
sexual, en que todo se permite, todo se tolera, María Inmaculada
aparece radiante como ideal de pureza, de santidad y de vida
cristiana.
María Inmaculada, en medio del Adviento, aparece como la
elegida por Dios para traer al mundo la salvación, Cristo Jesús,
convirtiéndose en la nueva Eva, madre de todos los creyentes, de
la que nacerá Jesús, el nuevo Adán, en quien todos los hombres
serán redimidos.
La fiesta de la Inmaculada es invitación a vivir el Adviento, a estar
preparados para la Natividad de nuestro Señor Jesucristo, como lo
estuvo María, vigilantes, en oración y cantando su alabanza.
La Inmaculada Concepción es un reto al hombre moderno
empeñado en construir un mundo sin Dios, a vivir el Adviento, a vivir
de la esperanza en un Salvador, nacido de mujer, de nombre Ma-
ría, concebida sin pecado, toda pura y toda bella, de la que nace-
rá el Salvador.