Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico
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José. Da la sensación como que el espíritu religioso va
desapareciendo, está siendo borrado, y hasta me atrevería a decir,
subrepticiamente eliminado.
Por el contrario, la desesperanza, la desilusión, la falta de sentido de
la vida, se van apoderando del ser humano y los crímenes y
suicidios van en aumento.
Es como si a la creciente ola de enfermedades respiratorias y de
asma que sufre la sociedad, cada vez, según dicen, son más las
personas que se sienten afectadas, estuviésemos padeciendo una
ola de asma espiritual, o de dificultad para respirar profundamente
los valores del espíritu.
O por lo menos hay que constatar que con facilidad se anteponen
otros intereses, otras conveniencias, otras alternativas que
satisfacen más a las necesidades de los sentidos que a la vida del
espíritu.
De ahí que Dios envíe de vez en cuando balones de oxígeno, de
oxígeno espiritual, que, además de denunciar la contaminación
espiritual que el hombre sufre, devuelvan la paz y la esperanza
perdida al hombre.
Guadalupe, Lourdes, Fátima, son manifestaciones en la que María
juega un papel importante de cara a que el hombre recupere el
sentido de su vida, y vuelva su mirada a Dios, a través del amor
maternal de María.
Tenemos necesidad de una Madre que sea luz en el camino,
consuelo y aliento en la debilidad, fortaleza para el espíritu, vida,
dulzura y esperanza en este valle de lágrimas.
Quién mejor que la Madre de Dios, por quien nos fue dado el
Salvador, Cristo Jesús? Quién mejor que la que Cristo Jesús nos dio
como nuestra Madre, desde la cruz? Quién mejor que esa Madre
que en el día de hoy nos dice como al indio Juan Diego: No estoy
aquí yo, que soy tu Madre? No estás bajo mi sombra y resguardo?
Queridos ponceños, y muy queridos todos: Queremos un Puerto
Rico mejor, un mundo mejor. Sucede que cuando la verdad del
hombre se oscurece, la fe aparece como su enemigo. Pero
cuando la verdad del hombre brilla, la fe se muestra como la luz
definitiva. Dejémonos deslumbrar por la luz de Cristo. Cada vez
estoy más convencido de que lo que el hombre moderno necesita