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Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico

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San Vicente de Paúl es una de las grandes lumbreras que ha tenido

la Iglesia y cuya luz todavía ilumina muchos rincones del mundo a

través de sus hijos e hijas, los Padres Paúles y las Hermanas de la

Caridad.

Fue un santo de los que yo llamaría colosos de la santidad, que

sobresalió principalmente por la práctica de la caridad con los

pobres. Hasta el punto que llegó a fundar una Congregación, la

Congragación de la Misión, los Padres Paúles, dedicada a la

formación del Clero y al servicio de los pobres.

Los diferentes biógrafos de San Vicente de Paúl no han dudado en

darle a los títulos de: El Embajador de los pobres, el Padre de los

pobres, el siervo de los pobres, el apóstol de la caridad, el paladín

de la caridad, el genio de la caridad, un constructor de la iglesia

moderna, de la iglesia de Jesús, que se hizo pobre para ganar a los

pobres.

Para San Vicente de Paúl la caridad, en efecto, es la máxima

norma, a la que todo debe tender: ella es una ilustre señora, y hay

que cumplir lo que ordena.

Nació en Aquitania, Francia, en el 1581 y murió en Paris en el 1660,

a la edad de 79 años. Fue hijo de un pobre labriego, permaneció

en el campo hasta la edad de quince años. Nació en un pueblo al

sur de Francia, cerca de Dax.

Desde pequeño dio muestras de una singular piedad, de un agudo

sentido de la caridad cristiana, y de una viva inteligencia, escribe

uno de sus biógrafos.

Fue ordenado sacerdote a la edad de 20 años. Un suceso

imprevisto cambió el rumbo de su vida. Cuentan que al regresar de

un viaje a Marsella, el barco en el que viajaba fue asaltado por tres

bergantines berberiscos y habiendo sido Vicente herido en una

pierna, fue hecho prisionero y vendido como esclavo en Túnez,