Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico
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La Parroquia está de fiesta, y lo está también el pueblo de Juana
Díaz, ya que hoy la iglesia conmemora la figura de San Ramón
Nonato. Desde 1798 en que fue erigida la parroquia, Juana Díaz
goza de la protección de este clérigo catalán que vivió a caballo
entre los siglos trece y catorce, al que se le denominará Ramón
Nonato, porque fue extraído del seno se su madre ya muerta.
Viendo los que atendieron a la madre muerta, que la criatura se
movía en el seno materno, tomaron la decisión de abrir su vientre y
se encontraron con la alegre sorpresa de que el niño estaba vivo y
sano.
No es mucho lo que se sabe de la niñez y juventud de Ramón,
huérfano de madre, sacado providencialmente del seno materno.
La tradición lo hace pastor en torno a la ermita romántica de San
Nicolás, ubicada en su pueblo Portell, perteneciente a la comarca
de Segarra en Lérida, España, en la que se venera una antigua
imagen de la Virgen María.
Ya adulto ingresa en la Orden Mercedaria, dedicada a la
redención de los cautivos cristianos caídos en manos de los moros.
Pronto se destaca Ramón y es nombrado, en varias ocasiones,
redentor. En una de ellas, realizada en Argel, para impedirle
predicar la fe cristiana a los cautivos, le perforaron los labios con un
candado. Tuvo así la dicha de estar dispuesto a padecer el
martirio, en virtud de su gran caridad; pero fue rescatado y liberado
por sus hermanos de la Orden Mercedaria. Alguien, recordando
este episodio, llego a componer una pequeña obra de teatro sobre
la vida de San Ramón, titulada: Santo sin nacer, y mártir sin morir.
Más tarde fue elegido cardenal por el Papa, pero no llegó a recibir
el capelo cardenalicio, ya que le sobrevino antes la muerte.
Nos encontramos ante un personaje sorprendente. Su nacimiento
no es normal. Estuvo a punto de ser mártir, pero se libró del martirio.