Table of Contents Table of Contents
Previous Page  35 / 196 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 35 / 196 Next Page
Page Background

Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico

33

Un día cuenta una de sus biógrafas, Sor Faustina estaba sufriendo

tan intensamente que dejó su trabajo y corrió a la capilla para

pedirle fuerzas a Jesús. Después de una pequeña oración ella

volvió a su trabajo llena de entusiasmo y alegría. ”Tu hoy debes

tener mucho consuelo, Hermana, te ves tan radiante, seguramente

Dios no te está dando sufrimiento, sólo consuelo”, le dijo una

hermana que la estaba observando. “Cuando nosotros sufrimos

mucho tenemos la gran oportunidad de mostrar a Dios nuestro

amor a Él, pero cuando sufrimos poco, tenemos menos ocasión de

mostrar a Dios nuestro amor” le contesto Faustina.

A veces estamos equivocados, pensamos que por ser santos, todo

les resulta extremadamente fácil, cuando la realidad es otra.

Escuchemos el acto de consagración que la santa hizo el día de

jueves santo de 1934, buena prueba de los caminos por los que

Dios la estaba llevando:

“En presencia del cielo y de la tierra, en presencia de todos los

coros angelicales, en presencia de la Santísima Virgen María, en

presencia de todos los poderes celestiales, declaro al Dios en la

Santísima Trinidad, que hoy en unión con Jesucristo, el Redentor de

las almas, me ofrezco voluntariamente por la conversión de los

pecadores, especialmente por aquellas almas que han perdido la

esperanza en la Misericordia Divina. Mi ofrenda consiste en

aceptar, con sumisión total a la voluntad de Dios, los sufrimientos,

los temores y las angustias que afligen a los pecadores”.

Y escuchemos ahora la respuesta. Ella misma la escribirá en el

Diario: “Hija mía, Tú me complaces sumamente en el dolor. En tus

sufrimientos físicos así como en los mentales. Hija mía, no busques

compasión de las criaturas. Yo deseo la fragancia de tu sufrimiento

para que seas pura y sin mancha. Yo deseo la fragancia de tu

sufrimiento para que seas pura y sin mancha. Yo deseo que te

desprendas de ti misma, no sólo de las criaturas, sino también de ti

misma. Hija mía, yo deseo gozar en el amor de tu corazón, un amor

puro virginal, casto e inmaculado. Cuando sea tu amor más sufrido,

Hija mía, más puro será tu amor por Mí”.(279)

A veces nos podemos quedar en lo externo de lo que los santos

hicieron. Pero nos ayudaría a conocerlos mejor asomarnos a lo que

está sucediendo en su interior. En el caso de Sor Faustina

acabamos de constatar cómo es el amor a Jesús el que la llevó a

identificarse con Él en el sufrimiento, y el sufrimiento la ayudó a