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pontificia universidad católica de puerto rico
diferente del primero, por cualidades que la inteligencia no
alcanza a precisar. Pero aun cuando la razón no comprenda la
lógica de tal cronología, el sentimiento la respeta como todo lo
que le excede en fuerza y poder. De este modo, la visión cristiana
y sagrada de la muerte, responde con lucidez psicológica a la
aspiración inscrita en la esencia misma de todo ser vivo, que es la
aspiración a perpetuarse, sobreponiéndose a su anquilosamiento,
reactivo contra su aniquilación. El creyente sabe por la fe que
tal aspiración es cierta. Pero el no creyente se encuentra con la
posibilidad menos trágica de que el advenimiento de tan efectiva
fatalidad no sea definitivo, sinomomento, eslabón y contribución
a la milenaria cadena de la renovación de la vida en el universo.
5) Interacción de conocimiento y trabajo.
Como última referencia
,
en el
mensaje cristiano el conocimiento no es simple contemplación,
como para los griegos, sino exigencia de acción y transformación
de lo que se conoce. Desde sus primeras manifestaciones, el
cristianismo enseñó y practicó la voluntad de intervención en el
mundo del trabajo y en las actividades terrenales. Incluso la vida
contemplativa y de oración, en sus formas originarias, solicitó
la participación de lo espiritual en lo mundano y material,
rehusando refugiarse en el misticismo intimista y huidizo. El
“Ora et labora”
de las primeras reglas monacales se perpetúa
como permanente exigencia de trabajo para que se haga real la
presencia de la voluntad de Dios en el mundo de los humanos.
Desde sus orígenes, el cristianismo se comprometió en el empeño
de humanizarlo cada día más, mediante la práctica exigente del
respeto hacia cada uno de nuestros semejantes. Incluso la oración,
entendida como plegaria ante Dios, sin riesgo de superstición,
se orienta a solicitar su providencia sobre los asuntos de nuestro
mundo a la mano.
Estos que he llamado hitos o supuestos cristianos de nuestra
cultura, constituyeron una nueva comprensión
de la realidad,
una original cosmovisión con influencia perdurable en la
organización política y social de los países occidentales, que se
fueron desarrollando impregnados en gran medida por su fuerza
humanizadora, como demuestra su propia historia y atestiguan
movimientos, filosofías e ideologías, incluso situadas al margen
o en contra de las creencias cristianas. Así puede comprobarse
desde el clima de fondo de la nueva ciencia de Copérnico,