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discurso de aceptación de doctorado honoris causa del dr. manuel maceiras fafián

de nuevo:

su dimensión sapiencial

de búsqueda del sentido último y global de

la vida…proponiéndose así como última instancia de unificación

del saber y del obrar humano… hoy más indispensable en la

medida en que el crecimiento inmenso del poder técnico de la

Humanidad requiere una conciencia renovada y aguda de los

valores últimos” (VII, 81).

No aboga Juan Pablo II por el vituperio a los tiempos que nos toca

vivir, ni hacia la ciencia y la tecnología que los recubre, sino que pide

no perder de vista el sentido y el valor de nuestra existencia de seres

con espíritu original y único en el universo. Por dispersos que sean

sus quehaceres y complejos los instrumentos para llevarlos a cabo, cada

ser humano tiene una misión encomendada a su propia y exclusiva

responsabilidad: su vida biológica y su vida biográfica, que no puede

anegarse en los infinitos utensilios de los que dispone. El mensaje de

la fe no aparta, pues, del mundo, sino que invita y contribuye a evaluar

las cosas reales, para atribuir a cada una su peso y densidad, con el fin

de salvaguardar la identidad específicamente humana.

Este compendio doctrinal pontificio contemporáneo, actualiza una

larga tradición en la historia del pensamiento occidental, jalonada,

entre muchos otros, por San Agustín, San Anselmo y, como conjunto

argumentado más explícito, por Santo Tomás. Son incontables sus

textos, en los que trata ampliamente los vínculos éticos y de estricta

justicia, que deben regular las relaciones entre los seres humanos. El

Doctor Angélico es insistente y reiterativo señalando las dimensiones

humanitarias de la fe cristiana. (Cf.

Suma Teológica

., IIª, IIªe, 57 y ss.;

Iª, IIªe, 95, 4).

Según esta interpretación puramente textual, estos documentos

pontificios, avalados por los textos bíblicos, se inscriben en la gran

tradición reflexiva que acabo de citar, y confirman las conclusiones

que puedan deducirse de cualquier análisis objetivo sobre la influencia

del cristianismo en la marcha de las sociedades occidentales. Desde

la antigüedad, creyentes o ateos, somos todos acreedores de los

supuestos de la cosmovisión cristiana:

la

interpretación creacionista del

universo, la antropología asociada a la libertad, la sociología comunitaria, la

visión histórica de la existencia con el esperanzado sentido de la muerte, y la