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pontificia universidad católica de puerto rico
estratos profundos y escondidos, no perceptibles a primera vista, tanto
en la naturaleza inorgánica como en la heterogeneidad de la biosfera,
en cuya amplitud el ser humano ocupa un lugar de privilegio.
En segundo lugar, es obligada la atención a la sólida argumentación
de la encíclica de Benedicto XVI,
Caritas in Veritate,
de junio de 2009.
Desde su Introducción, hace explícito el mensaje profundamente
humanista según el cual la caridad, entendida como solicitud práctica
hacia los más necesitados, es la “vía maestra de la doctrina social de
la Iglesia” (Intr., 2). Y en el capítulo I, Benedicto XVI recapitula
las exigencias humanistas de la fe, evocando la doctrina de sus
predecesores:
Rerum novarum
de Leon XIII,
Pacem in terris
de Juan
XXIII,
Populorum progressio
, de Paulo VI. Son documentos pontificios
que, interpretados a partir de una simple y neutra analítica textual,
aparecen impregnados por las solicitudes de la sociología política
actual más humanista, en relación con las exigencias de respeto a los
derechos humanos fundamentales.
Por último, no se puede dejar de recordar la documentada encíclica
de Juan Pablo II,
Fides et Ratio
, (septiembre, 1998). Desde sus primeras
líneas, recordando el
Conócete a ti mismo
grabado en el frontispicio del
templo griego de Delfos, el Pontífice hace valer la fecunda cooperación
entre aspiraciones de la razón y enseñanzas de la fe. Si, por una parte,
la razón ansía sobrepujar sus propias limitaciones intelectivas; por
otra, la fe aparece como iluminación razonable que brinda motivos
para colmarlas. Se hace así coherente que si
“Creo para entender”
–título
del capítulo IIº–, no es menos razonable que
“Entiendo para creer”
,
–título del capítulo III–. Y así es, porque la fe amplía los horizontes
de la razón hacia ámbitos de verdad que por sí sola no logra alcanzar.
La presencia razonable de la fe cristiana en los asuntos humanos,
mensaje de los dos capítulos citados, se amplía en el capítulo IV con
la reflexión sobre la
Relación entre la Fe y la Razón
cuya consonancia,
continúaelPontífice,propiciarálainteracciónentreTeologíayFilosofía
(Cap. VI), así como la fecundidad de la Palabra de Dios en el mundo
actual, transido por sus endémicas crisis asociadas al cienticismo,
pragmatismo y nihilismo (Cap. VII). Esta
ausencia de
contradicción
entre la razón y la palabra divina, permitirá que la filosofía, esto es, la
reflexión sobre nuestras experiencias más humanas, pueda encontrar