Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico
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padre y pastor, a todos y cada uno de los presentes y a todos los
que de una u otra manera forman parte de la familia universitaria al
iniciar el segundo semestre del curso académico 2010-2011.
Se que son muchas las ilusiones y esperanzas con las que profesores
y estudiantes iniciáis esta nueva etapa de estudios en este año
2011. Muchas las asignaturas, las concentraciones, y las
aspiraciones por alcanzar el grado que os permita realizaros como
ciudadanos y profesionales; pero quisiera recordar que la finalidad
de la Pontifica Universidad Católica de Puerto Rico no es la de f
ormar solo buenos ciudadanos y buenos profesionales, meta ya de
por sí honrosa. La Universidad Católica se propone formar hombres
y mujeres íntegras, excelentes ciudadanos y profesionales cristianos,
católicos conscientes y consecuentes de su dignidad humana, y de
su vocación de hijos de Dios, llamados a ser lámparas portadoras
de la luz divina, caminantes del camino nuevo y vivo abierto por
Cristo con su sangre.
Hoy se que nos quiere hacer creer que la ciencia esta reñida con la
fe, o que es incompatible el binomio ciencia-fe, razón y fe. Que el
hombre es más hombre cuando se aleja o se independiza de Dios.
Nada más lejano u opuesto a la verdad. Estas dos dimensiones, fe y
razón, fe y ciencia, no deben separarse ni contraponerse, sino que
deben caminar siempre unidas. “Cuando el hombre se aleja de
Dios se aleja de sí mismo, nos advierte el Papa Benedicto XVI” El hijo
pródigo del que nos habla Lucas en una de sus parábolas, lo
experimentó en sí mismo, creyendo que alejándose de la casa
paterna iba a encontrar la felicidad. En realidad se topó con la
infelicidad y la soledad y el abandono. Buscando realizarse y
enriquecerse, se empobreció.
Para ilustrar la validez del binomio ciencia y fe, razón y fe,
Benedicto XVI recuerda “las famosas dos fórmulas con las que San
Agustín expresó esta síntesis coherente entre razón y fe: “creer para
comprender”, creer abre el camino para cruzar la puerta de la
verdad; pero también de manera inseparable, “comprende para
creer”, escruta la verdad para poder encontrar a Dios y creer.
Esta fórmula de San Agustín me recuerda aquello que decía Santa
Teresa: actúa como si todo dependiera de ti; pero al mismo tiempo
actúa como si todo dependiera de Dios. (A Dios rogando, pero con
el mazo dando, que reza el dicho popular)
“La armonía entre fe y razón significa sobre todo que Dios no está
lejos, recalca el Papa, no está lejos de nuestra razón, de nuestra