Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico
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vivimos sujetos a la verdad”.
A veces sucede que se confunde libertad con desorden, con la
anarquía, o con la insumisión a la norma, sin darnos cuenta que
hace daño.
Y es que el único bien racional es la verdad, la verdad objetiva,
desnuda. La verdad es la esencia de cada cosa, lo que es. Por eso
de nada sirve revertirse de apariencias y máscaras. Hay que ser:
verdaderos, sinceros. Cada uno debe ser lo que es: padre, maestro,
sacerdote, cristiano, esposo o esposa, célibe, con autenticidad. Y,
en el mundo en que vivimos, añadiría, y con valentía.
La Escuela Católica tiene como misión ensenar la verdad, su norte
es y debe ser la verdad, ensenar y testimoniar la verdad. La verdad
a la luz de los valores del evangelio, a sabiendas de que la tarea no
es fácil, que es como dice el Papa Benedicto XVI, un reto. Pero a
sabiendas también de que merece y vale la pena, porque
seguimos y tenemos por líder al vencedor del pecado y de la
muerte y de las fuerzas del mal: a Jesucristo, Camino, Verdad y
Vida.
La misión de la Escuela Católica no se agota en transmisión de
verdades de matemáticas, ciencias, español, historia…, sino que
tiene el compromiso serio de enseñar y vivir en la verdad, y formar
para la verdad.
“La juventud, afirma el Papa Benedicto XVI, está llena de recursos.
Pero se la debe ayudar a vencer la tentación de elegir vías fáciles
e ilusorias, a superar los ídolos y los falsos profetas de la desgracias y
de la mentira, para encontrar el camino de la felicidad verdadera
y plena”.
Nuestro compromiso en el presente curso ha de ser trabajar por una
juventud formada profesionalmente y excelentemente en las
disciplinas académicas, y defensora de la vida, de la dignidad de
la persona humana, de los valores de la familia y el matrimonio
entre un hombre y una mujer, sensible a la justicia, capaz de
afrontar la fatiga y el sacrificio, firme en la fe cristiana, y alimentada
con el pan de la Palabra de Dios y de la Eucaristía.
Junto al pan de la ciencia, no debe faltar el Pan de la Eucaristía.
Para empezar propongo una meta a alcanzar: la asistencia a la
misa dominical de parte de toda la comunidad escolar, dando
ejemplo los Directores y Principales y los maestros, invitando a los