Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico
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Son muchos los textos que hablan de la divinidad de Cristo. Y son
muchos, también los que hablan de María como Madre de Jesús.
Uno de los más conocidos es el texto de Pablo a los Gálatas: “Mas
cuando vino la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de
mujer, nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban
bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos”. (Gal.
4,4). En este texto se habla de la divinidad del Hijo y de la
maternidad de María.
La maternidad divina de María es el misterio más antiguo
concerniente a la persona y a la función de María en la historia de
la salvación. Está en la liturgia, en la teología, en el arte y en la
piedad popular. El Concilio de Éfeso, en el año 431, proclamó el
dogma de la maternidad divina de María, María es Madre de Dios.
Y hoy, 1 de enero de 2011, mil quinientos ochenta años más tarde, y
a través de las ondas radiales de Católica Radio, le profesamos
nuestro amor más profundo y la seguimos proclamando Madre de
Dios y madre nuestra.
Hoy los cristianos, los que profesamos amor a María Madre de Dios y
madre nuestra, nos alegramos inmensamente y nos sentimos
protegidos por su maternal amparo.
Nadie mejor que Ella para mostrarnos a su Hijo y pedirle la
bendición y la paz de Dios en el nuevo año que iniciamos. Nadie
mejor que ella para en el primer día del año 2011, día en que se
celebra la Jornada Mundial de la Paz, pedir con el Papa Benedicto
XVI “a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, renovar el
compromiso por la construcción de un mundo en el que todos
puedan profesar libremente su religión o su fe, y vivir su amor a Dios
con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente”,
sentimiento que inspira y guía el mensaje para la Jornada Mundial
de la Paz de este año, dedicado al tema: La libertad religiosa,
camino para la paz”.
Desde hace varios años el primer día del año civil se celebra en
todo el mundo “la jornada de la paz” en nombre de María, madre
de Dios y madre de la Iglesia. Al dar inicio a una nueva pagina de
la historia, es decir, a un nuevo año, ¿qué cosa mejor podemos
pedir que la paz? La paz es el don mesiánico por excelencia, que
Jesús resucitado dio a sus discípulos, y es el don que nosotros
pedimos.
El Papa Juan XXIII en la Encíclica “Pacem in terris” fundamentó la
paz sobre cuatro pilares: la verdad, la justicia, el amor y la libertad.