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Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico

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privada de la persona. Es en esta cultura en la que el sacerdote

debe vivir hoy su vocación y su misión. A esta cultura es a la que os

toca explicarle la persona de Jesucristo y su palabra.

Es un reto apasionante. Se trata de evangelizar al hombre de hoy.

Sin embargo, ayer, hoy y mañana será cierto que no se podrá llevar

a cabo este reto si no es con ayuno y oración y que sólo si se está

profundamente enamorado de Cristo se podrá transmitir a Cristo a

los demás. El convencido convence.

Permitidme antes de concluir, una palabra de agradecimiento y

reconocimiento a los padres, hermanos y familiares que habéis

acompañado a estos cuatro ya pronto noveles sacerdotes. Vuestra

generosidad se ve colmada con el don del sacerdocio que hoy

van a recibir vuestros hijos, del que vosotros también participáis.

Vuestras familias se ven enaltecidas por tan gran regalo. Pero

también vuestra responsabilidad es mayor de acompañarlos con

vuestras oraciones y ejemplo de vida cristiana.

Quiero destacar y apreciar la presencia entre nosotros del P. Omar,

Rector del Seminario Cristo Sacerdote, de la Ceja, Medellín,

Colombia, donde realizó sus estudios sacerdotales, Víctor René, y la

presencia de los Padres Luis Y Julián que no acompañan, desde

Colombia. Nuestros saludos fraternales.

También quiero resaltar la circunstancia de que os ordenáis en el

sábado de la tercera semana de Adviento. El domingo pasado,

llamado domingo Gaudete, la liturgia invitaba a la alegría del

Adviento ante la proximidad de la venida del Señor. Me gustaría

tuvierais la alegría del Adviento como icono permanente de

vuestra alegría sacerdotal.

Y como no podía faltar la presencia de María, la Virgen y Madre de

Jesús y Madre nuestra, se da la coincidencia que hoy, 18 de

diciembre, en Logroño la ciudad natal del Obispo que os impondrá

las manos, se celebra la Fiesta de la Virgen de la Esperanza,

Patrona de la ciudad. Os la cedo muy gustoso para que Ella sea la

Madre, siempre buena y solícita que os acompañe, os proteja y

defienda, y os enseñe el camino que conduce a Jesús, y sea

espejo y modelo de vuestra vida sacerdotal.

Que el Señor nos bendiga a todos hoy y siempre.