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Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico

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Como ya veníamos haciendo en años anteriores, damos

oficialmente inicio al nuevo curso académico 2010-2011 con un

banquete suculento, el banquete de la Eucaristía. Por una parte, el

evangelio de este domingo, tomando pie de una escena sacada

de la vida ordinaria, la invitación a unas bodas, nos enseña cuál

debe ser la actitud con la que se debe asistir cuando alguien invita,

“Cuando te inviten ponte en el lugar menos importante”.

Seguramente que Jesús había observado cómo los fariseos y otros

invitados trataban siempre de ocupar los primeros puestos. Jesús

propone a los suyos la humildad, ocupar los últimos lugares. Ya en

otra ocasión les dice Jesús a los apóstoles con motivo de la petición

que le hiciera la madre de los hijos de Zebedeo de sentarse el uno

a la derecha y el otro a la izquierda cuando estuviese en su reino: El

que quiera ser el primero que se haga el último y servidor de todos.

De otra parte, quiero mencionar el martirio de San Juan Bautista

que al coincidir en domingo queda relegado a segundo plano;

pero que en realidad considero muy oportuno traer a nuestra

consideración, por tratarse del hombre del que ha dicho el mismo

Jesús, que Juan “es el mayor hombre nacido de mujer”, y porque

su martirio es un testimonio elocuente en defensa de la verdad.

Escuchemos lo que dice San Beda el Venerable comentando el

martirio de Juan el Bautista: “No debemos poner en duda que San

Juan sufrió la cárcel y las cadenas y dio su vida en testimonio de

nuestro Redentor, de quien fue precursor, ya que, si bien su

perseguidor no lo forzó a que negara a Cristo, sí le obligó a que

callara la verdad; ello es suficiente para afirmar que murió por

Cristo.

Cristo en efecto dice; Yo soy la verdad, por consiguiente, si Juan

derramó su sangre por la verdad, la derramó por Cristo”.

Humildad y verdad, me gustaría fuesen las disposiciones con las

que nos acerquemos a participar del banquete eucarístico con el