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Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico

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que se abre el nuevo curso escolar en el Seminario Región Cleri, y

humildad y verdad fuesen dos columnas fundamentales de los

seminaristas que se forman en el Regina Cleri.

Siempre he pensado que el Seminario es semillero en el que se

siembran y cuidan las vocaciones sacerdotales, en las letras y en la

piedad, en las ciencias y en las virtudes humanas y cristianas, para

el servicio de Dios y de la Iglesia, en el seguimiento de Cristo. Y

particularmente en el servicio y en la humildad, de acuerdo a las

enseñanzas de Jesús a sus apóstoles, a quienes en el evangelio les

recuerda que no eran ellos los que habían escogido a Él, sino Él a

ellos. Y que nadie es mayor que el Maestro, que el que se quisiera

hacer grande en el reino de los cielos se hiciese el más pequeño

entre los hombres. El mismo Jesús les advierte que no ha venido a

ser servido sino a servir.

Queridos seminaristas, tened siempre presente evangelio de hoy,

cuando os inviten, ocupad los lugares menos importantes, sed

humildes. Porque hoy os invita el Señor a sentaros en su mesa, a

participar de su único sacerdocio, y es bueno que desde ahora

aprendáis la lección magistral de Jesús.

Y tened presente el ejemplo de Juan e bautista, testimonio y mártir

de la verdad. Que la verdad sea el hilo conductor de vuestras

vidas, dispuestos al sacrificio en defensa de la verdad.

La verdad caracteriza y distingue a Jesús, del que Juan el E

vangelista dice que era “Luz verdadera que ilumina a todo

hombre” (Jn. 1,9). El mismo evangelista pone en boca de Jesús las

siguientes palabras: “Si guardáis mis palabras sois de veras mis

discípulos; entonces conoceréis la verdad y la verdad os hará

libres” (Jn. 8,31)

En la homilía de inicio de curso de la Pontificia Universidad Católica

dije entre otras cosas la admiración que siempre he sentido por

respuesta contundente que Jesús le da a Pilatos cuando éste le

pregunta: “luego ¿tú eres rey?”, a lo que Jesús respondió: “Tú lo has

dicho, Yo soy rey, para esto nací, y para esto vine al mundo, para

ser testigo de la verdad”.(Jn. 18,37) Hasta tal punto han sido y son

objeto de admiración estas palabras, que las escogí incluso para

que figurasen como el modelo y guía en el recordatorio de mi

ordenación sacerdotal.

Jesús frente a Pilatos, representa la verdad frente a la mentira.

Pilatos reconoce que Jesús es inocente y, sin embargo, lo condena.