Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico
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El domingo pasado, celebramos la fiesta o solemnidad de Cristo
Rey, cerrando así, con broche de oro, el Año litúrgico.
Hoy, primer domingo de Adviento, damos inicio a un nuevo Año
litúrgico.
Si el domingo pasado era una gran fiesta, hoy damos inicio además
a un año litúrgico, al tiempo litúrgico llamado de Adviento, que
quiere decir: llegada, venida. La iglesia lo refiere a la llegada, a la
venida del Salvador, Cristo Jesús, y ha dado en llamar Adviento al
tiempo de preparación que antecede la Navidad, hasta la vigilia
de la Navidad o el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo. Tiempo
que abarca cuatro semanas, para ser más exactos, comenzando
desde el primero de los cuatro domingos que preceden al día de
Navidad hasta la vigilia de la Navidad.
La liturgia habla de dos venidas de Jesús. La primera, la que
aconteció, según el calendario cristiano, hace dos mil diez años,
cuando nació Jesús en Belén de Judá, de la Virgen María. El
Adviento es el tiempo de preparación para la celebración de esta
primera venida.
Pero la liturgia habla también de una segunda venida de Jesús, al
final de los tiempos cuando Jesús vendrá, en calidad de Juez y
Señor de la historia, revestido de poder y majestad, a establecer un
Reino definitivamente en el mundo. Nadie conoce y nadie sabe
cuando será esta segunda venida. Sólo lo sabe el Padre que está
en los cielos y no lo ha querido revelar. No hay que dar fe a los
falsos profetas o agoreros. Hasta ahora han fallado todas las
predicciones. Ni a los que anuncian el fin del mundo en el año
2012. Por lo que al no saber ni el día ni la hora, Jesús exhorta estar
en vela.
Lo acabamos de escuchar en el evangelio: “Lo mismo vosotros,
estad preparados: porque a la hora que menos pensáis vendrá el
Hijo del hombre”. El adviento es tiempo también de preparación