Table of Contents Table of Contents
Previous Page  69 / 196 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 69 / 196 Next Page
Page Background

Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico

67

nosotros, ningún cambio se produce en nuestro ser. ¿De qué nos

sirve saber que el Banco hay mucho dinero, si no podemos

participar del mismo?

En este segundo domingo de adviento, el evangelio nos invita,

precisamente, a prepararnos para esta tercera venida del Señor,

cuando a través de Juan el Bautista, el precursor, invita a preparar

los caminos para la venida del Señor.

Escuchamos en el evangelio que "En aquellos días apareció Juan el

Bautista predicando en el desierto de Judea". A él se refería el

profeta Isaías cuando dijo: Voz que clama en el desierto: preparad

el camino del Señor, allanad sus senderos".

Era habitual que cuando un rey o un personaje importante

llegaban a una ciudad, se preparasen y allanasen los caminos que

les permitiese llegar al lugar de destino.

Las palabras de Juan el Bautista pueden leerse: Una voz clama en

el desierto (dos puntos): preparad los caminos del Señor, y también:

Una voz clama (dos puntos): en el desierto preparad los caminos

del Señor.

Si se tiene en cuenta que la arena, los vientos, la hojarasca,

tapaban, cubrían los caminos, las veredas, en el desierto, es fácil

entender lo que Juan Bautista quería decir: limpiad los caminos,

porque viene el Señor.

Trasladando esta metáfora a la realidad de cada uno, lo que se

nos pide es que nos dispongamos a recibir al Señor, preparando los

caminos, pero los caminos interiores, los caminos del espíritu, del

alma, limpiándolos de toda impureza, de toda arenisca u

hojarasca, allanándolos, de modo que, como sucede en las

carreteras, rellenemos los hoyos o baches, pequeños y grandes, y

apisonemos todo obstáculo, para que de verdad pueda llegar el

Señor hasta nosotros.

De más está decir que las areniscas y hojarascas, los baches y

obstáculos se refieren a nuestras envidias, codicias, lujurias,

venganzas y odios, egoísmos y perezas, soberbias e iras, injusticias y

mentiras, abusos y engaños, a los afanes de este mundo, y todo

aquello que impide, y nosotros lo sabemos, cada uno lo sabe, la

venida del Señor a nuestra alma.

Porque Navidad es Jesús, el nacimiento de Jesús, el Dios