Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico
68
encarnado, que sale al encuentro del hombre, para que el hombre
se salve.
Todos anhelamos la paz, la justicia. El hombre busca la felicidad.
Busquémoslas donde están. ¿El dinero? Definitivamente no da la
paz, la justicia, la felicidad. ¿El placer mundano?, tampoco.
La paz, la justicia, la felicidad, vienen de lo alto. Se encuentran en
Dios. Mientras el hombre se aleje de Dios, difícilmente las
encontrará. Por el contrario el vacío, la soledad y la tristeza se
apoderarán de él.
Pero Dios no se da por vencido y sigue ofreciendo al hombre la
posibilidad de alcanzarlas, enviándonos a su Hijo, divina
misericordia, para que todos los hombres puedan experimentar el
amor infinito de Dios.
La paz, la justicia y la felicidad se llaman Jesús.
No dejemos caer en saco roto la invitación de Juan el Bautista:
preparad los caminos del Señor.