Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico
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fue hecho por ella, "el mundo no la reconoció". Increíble, pero
cierto. Y lo vuelve a repetir el evangelista: "Vino a su casa y los suyos
no la recibieron".
Uno se resiste a creérselo. Pero, desgraciadamente, es verdad. Hoy,
dos mil años después, existe en Europa y América, y en el mundo
entero, una resistencia al misterio de la navidad.
Se pretende una navidad sin Jesús, de "contaminación comercial"
denunciada por el papa Benedicto XVI, encargada de opacar el
más mínimo vestigio religioso.
Qué contraste con las palabras del Apóstol Pablo a Tito: "Ha
aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los
hombres, enseñándonos a renunciar a la vida sin religión y a los
deseos mundanos, y a llevar ya desde ahora una vida sobria,
honrada y religiosa".
Hermanos, pongamos nuestra confianza en el Señor.
Reconozcamos nuestra identidad cristiana, y seamos fieles al
Evangelio, porque sentimos una gratitud inmensa por todo lo que
Dios hace en nosotros, y porque ha aparecido la gracia de Dios
que trae la salvación para todos los hombres.