facultades. No. No es cuestión de azar. Se lo han trabajado
durante años y al final tanto esfuerzo ha tenido su fruto”
1
. El
vicio es semejante, es destructivo como una grave
enfermedad.
¿Cómo se forman el vicio y la virtud? Ambos son el resultado
de elecciones, malas en un caso y buenas en otro, que llegan
a habituarse, es decir, a ser modos de actuar, carácter, êthos.
La diferencia es que la virtud lejos de llevarme a la
enfermedad me acerca a la felicidad que buscamos.
La base de la ética se encuentra en que el hombre es libre
(capaz de dominar o gobernar el timón de su vida) y por ello la
ética es fundamentalmente un ejercicio de reflexión sobre el
uso de la libertad para asegurar que no seamos esclavos o no
estemos bajo el yugo de los placeres. Los deseos, apetitos y
miedos son, dice Foucault recordando una metáfora de
Plutarco, como
perros que ladran
. Si eres amo de ti mismo lo
serás también de los deseos, apetitos y miedos (como se
señaló antes en la alegoría de Platón) y acallarás por una sola
voz tuya sus ladridos. A ese dominio de sí se llega formando
un êthos, un carácter, mediante el
cuidado de sí.
Ésta era
para los griegos la concretización de
la libertad
. No era un
concepto, era una práctica del señorío y dominio sobre
nuestros impulsos.
Los instintos o deseos vanos eran en el
hombre libre
perros domados.
Y Foucault señala esta
hermosísima expresión: “Pero para que esta práctica de la
libertad adopte la forma de un
ethos
que sea bueno, bello, ho-
norable, estimable, memorable, y que pueda servir de
ejemplo, es necesario todo un trabajo de uno sobre sí
mismo”
2
.
El
cuidado de uno mismo,
la
epimeleia heautou,
como lo
llamaban los griegos, tiene que ver, como lo recuerda
Foucault, con el
conócete a ti mismo
socrático. Expresión que
1
Román, Marcos. (2006)
Ética para jóvenes. De persona a ciudadano.
Desclée De Brouwer. Bilbao p. 37
2
Foucault, Michel. (1994)
Hermenéutica del sujeto,
Piqueta, Madrid, p. 115